Esas veces, en las que sientes que no hay salida. Que tienes ganas de gritar, de desahogarte. Pero yo encontré algo que me hace sentir mejor. Pongo música, y bailo. Como si no hubiera otra cosa en el mundo, solo yo y esa canción.
Siento una liberación tremenda. Bailo con todas mis fuerzas, las que me quedan. Me siento ligera, ágil, la protagonista de esa película con la que siempre soñé. Y es que, para cada momento hay una canción, un movimiento, un sentimiento. Música, baile, y liberación.
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