miércoles, 12 de octubre de 2011

That wonderful world.

 Y te acercaste a mi oreja. Y me hiciste eso que tan bien sabías hacer. Yo me teletransporté a un mundo. Uno nuevo para mí. Era hermoso, muy bonito. Todo ahí se sentía distinto. Tú me decías que eso era sentirse querida. Mi sonrisa creció. Mi felicidad se expandió. Pero, como en todos los sitios, había algo que no me terminaba de gustar, algo que me asustaba. Era un pensamiento. Uno que me alertaba de que fuera con cuidado, que no tuviera nada tan seguro. Porque de un momento a otro, todo podía cambiar. Abrí los ojos, quise salir de ese mundo. Pero ahí estabas tú acercándote a mi boca, me diste un pico. De nuevo la sonrisa, otra vez volvía a ese mundo tan perfecto. Quise creer, dejar de pensar, disfrutar, relajarme. 
 Todo continuó siendo genial, hasta que, por alguna razón todo terminó. Estabas tú mirándome de frente, a punto de decirme algo. Yo sabía que no me iba a gustar, aún así, quise saberlo. Idiota. Así era, como aquel pensamiento decía. "Quiero intentarlo con mi novia" dijiste. Mi corazón se encogió. La magia se apagó. Ahora que no quería volver de aquel maravilloso lugar, algo me sacó de allí. Sí, fuiste tú. 
 Aún cuando recuerdo todo, algo me permite regresar a ese lugar, por instantes. Pero ahora viene otro pensamiento a decir, deja de soñar. Automáticamente, vuelvo. Quién sabe como sigue todo esto. Lo único que espero es que no duela tanto, como ahora.

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